El mundo está cambiando. Afortunadamente y con suerte, para mejor. La sostenibilidad está a la orden del día y la demanda de la misma crece continuamente. Podemos decir que la estrategia sostenible es el futuro: un nuevo modelo, necesario y urgente.
¿Qué busca el turista post - Covid?
Ha raíz de la pandemia iniciada en 2019, una nueva realidad está cobrando fuerza: hay ansias de viajar, explorar y sentirse vivo, pero sobre todo seguro. Las medidas inculcadas y aprendidas para hacer frente a los contagios han generado un cambio en las preferencias de los viajeros:
- Imprescindible contar con seguros; de viaje, cancelación...
- Mejor optar por destinos menos aglomerados
- Cuanto más cerca de casa, mayor seguridad
El turista post-Covid tiene un perfil diferente: es más digital, busca sus viajes a través de plataformas online, prefiere viajes de solo ida, reserva con una antelación menor a un mes-mes y medio, y los destinos elegidos están están menos demandados y masificados y ofrecen servicios personalizados, evitando en lo posible el contacto con otras personas.
Ante este escenario, se suma el incremento en las demandas de experiencias únicas, de autenticidad local y en un contexto en el que ha cobrado gran importancia la sostenibilidad. Y es que las sociedades están cada vez más comprometidas con la protección del planeta, la supervivencia y transmisión cultural y el cuidado de los entornos y ecosistemas.
Así, el turismo sostenible ha demostrado ser una de las maneras más eficaces de hacer frente a la crisis post - Covid19, generando oportunidades económicas y de empleo a las comunidades locales, protegiendo al mismo tiempo los recursos culturales y naturales de los destinos.
Pero, ¿qué se necesita y qué se exige a una empresa cuando se habla de cambios necesarios para alinear la gestión con la sostenibilidad?
Crear una estrategia sostenible para una empresa es una necesidad a prueba de futuro. El cambio de un modelo de negocio requiere la aplicación de iniciativas sostenibles. Al hacerlo, se obtienen varios beneficios, entre otros: reputación, cumplimiento y rentabilidad.
Si nos remitimos a los datos proporcionados por un estudio realizado por Google en 2021, el 61% de los encuestados declaran que la pandemia les ha hecho querer viajar de manera más sostenible en el futuro, y el 59% afirma estar dispuesto a pagar más a cambio de disfrutar de un viaje más sostenible. De este modo, parece que posicionarse como una empresa que trabaja y se involucra porque sus procesos sean más responsables y alineados con la sostenibilidad es una buena manera de continuar siendo competente en este mercado.
Beneficios de la implantación sostenible
Como vemos, la sostenibilidad es un aspecto cada vez más determinante en la decisión individual del turista. Tal y como afirma Google, también el Observatorio del Turismo Rural en España ha revelado recientemente datos que muestran el interés del turista por las experiencias locales y responsables, detectándose un aumento considerable de la demanda de experiencias sostenibles.
Así, al posicionarse de forma sostenible en el mercado, la empresa crea conciencia y sensibilización entre los ciudadanos y turistas, a la vez que logra una mejor reputación y reconocimiento. Pero el posicionamiento y las distinciones deben verse como un valor añadido de los procesos de mejora continua en los que debe volcarse la organización; al fin y al cabo, el principal beneficio es alinear las gestiones y políticas efectivamente con modelos más sostenibles, en los que se busque el equilibrio económico, social y medioambiental.
Aplicación de los 17 ODS y sostenibilidad
La ONU define la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible como “un plan de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad”, y traslada las acciones y actividades que pueden incluirse en ese plan en los denominados “ODS” como un lenguaje fácilmente entendible con el que todos y todas podamos comprender hacia dónde debemos dirigir nuestros esfuerzos para trabajar de manera conjunta en una misma dirección.
A nivel empresa, el plan de acción de la Agenda 2030 aporta un lenguaje común que permite que cualquier entidad pueda conocer hacia donde enfocar sus esfuerzos según cada ODS. Si tomamos de base la RSC empresarial, en ella se identifican los principios y valores con los que se compromete la compañía en los distintos ámbitos (social, económico, medioambiental…), siendo las acciones y actividades de cada ODS las actuaciones cuyo impacto real contribuyen a los cambios, impactos futuros y alineaciones del negocio que la entidad describe en su RSC: trabajo decente y calidad de vida de los trabajadores, igualdad de género, salud y calidad de vida, formación y capacitación, defensa del medio ambiente, el consumo y producción eficientes y responsables (ODS 8,5,3,4,13,14,15,6,7 y 12).
De igual manera, ese lenguaje común permite el desarrollo de alianzas y proyectos de colaboración entre actores pertenecientes a distintos sectores, como empresas, gobiernos u ONG, lo que las empresas pueden incluir en su RSC como alianzas y compromisos que se aterrizan en actuaciones comprendidas en los ODS 16 y 17, cuyos proyectos e iniciativas contemplan a su vez fines dirigidos a contribuir al cumplimiento del resto de Objetivos de Desarrollo Sostenible, como el ODS 1, 2, 11...
Los ODS trazan, en este sentido, una - hoja de ruta/marco de actuación - sobre los compromisos que las empresas adquieren o comunican en su RSC, sirviendo como medida identificable y medible y como herramienta de comunicación transparente de las actuaciones efectivamente implementadas por la empresa para darlas a conocer con un lenguaje común a sus empleados, clientes, colaboradores y demás stakeholders. Así, los ODS permiten comprobar y poner en valor los impactos reales de lo que se implementa y ejecuta en la empresa y cómo se alinean dichas actuaciones a la agenda internacional, con las cuales hacen efectivos esos objetivos o principios que se propone en su RSC.
A la hora de considerar los 17 ODS en un modelo de negocio, es esencial y necesario entender cómo se relaciona el negocio con cada uno de los ODS y ver qué impactos negativos se pueden minimizar o eliminar, así como qué impactos positivos se pueden potenciar. No se trata sólo de elegir algunos ODS en los que la empresa crea que puede contribuir. Se trata de observar, analizar y comprender.
Además de no tener en cuenta sólo algunos ODS, hay que considerar también todos los aspectos de la sostenibilidad. Las tres dimensiones, social, económica y medioambiental, son elementos clave. Para obtener un estatus de sostenibilidad, las tres deben ser consideradas en el nuevo modelo de negocio, como parte de la estrategia.
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